Los silencios nunca quieren ser
los que guarden tanto que perder.
Lo que no se puede ver, ya ves,
que no lo quieren ser.
El destino tiene miedo de saber
dónde irá parar el tren,
dónde irá a caer.
Y ya lo sabes, corazón,
no hay más gritos que esta voz;
y va tan fuerte que también
se asusta el aire.